28.NOV.18 | Posta Porteña 1973

Nou Bouke (estamos hartos)

Por Fernando Moyano

 

Una opinión personal por F. Moyano


“Cuando en tu camino encuentras un hueso, recuerda que antes estaba recubierto de carne"  Dicho popular haitiano

EN HAITÍ, al momento de escribir esto se suman 11 muertos, por la insurrección popular y la represión policial, varios policías, incluyendo dos de ellos quemados vivos por la multitud, otros se refugiaron en Rep. Dominicana. El presidente Jovenel Moïse ha llamado al diálogo, y el primer ministro dice que se va a investigar el destino de los fondos de Petrocaribe (3800 millones de dólares, una iniciativa de Hugo Chávez en 2005 de vender petróleo a países caribeños a precios preferenciales para que pudiesen financiar obras de infraestructura) que terminaron no se sabe dónde, y son el detonante de las protestas. Y es después de las protestas es que dicen que van a investigar.

El problema es que el gobierno ya carece completamente de credibilidad. Nada de lo que diga importa

Al mismo tiempo la llamada comunidad internacional de los principales países que han venido interviniendo en Haití dicen que respaldan al presidente, que es un presidente legítimo, y llaman al diálogo. Y la OEA dice que "observa con atención".

Lo que en realidad están diciendo es "suerte en pila, presidente"

Es completamente imposible que ocurra hoy una nueva intervención del tipo MINUSTAH.

Hace tiempo que la oligarquía haitiana no se basta a sí misma -por la particular estructura de clases- y necesita ser apuntalada desde afuera por el imperialismo, pero la cosa se les fue complicando a las dos partes de esa sociedad. La larga decadencia de la hegemonía de EEUU en el mundo capitalista atraviesa por etapas de complicación adicional, como la actual, y cada vez es más difícil remontar. Y sus socios en esto, Francia y Canadá, ni pensar. La MINUSTAH debió ser retirada porque ya era demasiado evidente que la ocupación había fracasado, y además nadie quería pagar la factura. El apuntalamiento entonces sería más débil y dejaron las cosas prendidas con alfileres. Michel Martelly terminó la presidencia sin realizar elecciones, y enfrentando otra insurrección rampante como la actual. Luego de un período de transición bastante incierto, lograron poner en la presidencia a Moïse, del mismo partido pero un oligarca verdadero con un poco más de base que el otro, o sea "...elecciones con la entrega del poder a otro señor de voz más meliflua...", si recordamos lo que decía en Che.

Y la Minustah fue además un producto del "ciclo progresista" en América Latina, el acuerdo de "tercerización" entre esos gobiernos y el imperialismo. Hoy eso ya no existe, y los gobiernos reaccionarios actuales necesitan las tropas para la represión interna, y no necesitan, ni tampoco es posible, hacerse cargo de esa función neocolonial.

El problema es que la economía de Haití está en un callejón sin salida, la China de bolsillo tiene poco que hacer ante China y las maquinas de tantos lados, excepto acentuar la superexplotación y la precarización. Pero todo tiene su límite.

Comparto un fragmento de una nota reciente en una revista panameña, que hace una mirada retrospectiva:

"Entre terremoto y huracanes, Haití se vio devastada por más de 5 violentas catástrofes naturales durante la última década. Además de la notable falta de infraestructuras, la verdadera razón del frecuente castigo de la naturaleza es la deforestación de la flora haitiana. Este fenómeno se debe a la cruda realidad de este valiente pueblo que lo limita al uso  del carbón de madera como principal fuente de energía (al menos 80% de las familias haitianas lo usan en sus cocinas). Como si fuera poco, la explotación maderera al beneficio de las sociedades norteamericanas productores de resina (lubricante aeronáutico) ha causado la destrucción total del mayor bosque haitiano en los años 60. Lo que tiene un gran impacto en la disminución de la biodiversidad por la desaparición de miles de especies de plantas y animales endémicos. Se perdieron medicinas y materiales potencialmente valiosas, lo mismo que el agua y el aire limpios. El impacto golpeó mucho a la medicina tradicional y la economía nacional.

'Hasta la ocupación norteamericana en 1915, Haití pudo contar en su agricultura y la calidad de sus productos. Hasta los años 1980, la isla caribeña fue el primer productor mundial de café con una capacidad de producción de más de la mitad de la consumición mundial.

"Reputado como el mejor del mundo, lo utilizaban para mejorar los otros cafés según las enseñanzas a la escuela colonial de París en 1901. Los productos de Rhum Barbancourt (famoso ron haitiano de más de 150 años) son muy apreciados y han ganado muchas degustaciones y competiciones, y han ganado excelentes críticas de los conocedores del ron. La cerveza Prestige fue dos veces (2000 y 2012) medalla de oro de mejor cerveza en su categoría. Hace poco, Haití fue el mayor exportador de mangos de buena calidad hacia EEUU y hasta ahora los mangos haitianos dominan el mercado de Nueva York. La economía de Haití fue autosuficiencia hasta que el arroz de Miami suplantó, por su bajo costo, a la cosecha nacional de las llanuras de Artibonite, caso similar es la exterminación de los cerdos criollos haitianos, que fueron vacunados por expertos estadounidenses y murieron. Es así que constantemente se fue destruyendo la producción nacional y favoreciendo las importaciones.

"Detrás de la sonrisa de muchos poderes occidentales, se oculta la hipocresía histórica de prohibir a la primera república negra su desarrollo. Las maniobras fueron claras: alerta roja, severo embargo, interdicción de productos haitianos en sus mercados, injerencia política, la ocupación estadounidense de 1915 a 1934 que favoreció matanza, trabajo penoso, aniquilación de las instituciones y finalmente la ocupación ONUsiana de 2004 ... cuyos soldados no sólo trajeron el cólera, sino que también, en muchos casos, parte de esa tropa fue acusada de violar a niños, niñas y mujeres, mientras respaldan a los políticos haitianos corruptos, entre otro millar de cosas. Los occidentales siguen amnésicos y ciegos frente a ellos. Haití es el único país del mundo que fue obligado a pagar “indemnizaciones” a los esclavistas después de todos los crímenes de la esclavitud sufridos y también obligado a pedir tres préstamos (1825, 1874, 1875) a la mismísima Francia. Durante medio siglo de los años 1800, la suma que se eyectó del tesoro público haitiano para enriquecer a los banqueros franceses y los antiguos esclavistas avecinó los 150 millones de francos oro. Hay que mencionar también la enormidad de algunas otras indemnizaciones reclamadas por Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Como si fuera poco, el 17 de diciembre 1914, los estadounidenses sacan en pleno día a manu militari el stock de oro del país, propiedad del gobierno haitiano. También hay que mencionar la cantidad de políticos desleales y corruptos haitianos que defienden sus mezquinos intereses al detrimento del valiente pueblo. Es por eso que el Profesor Leslie F. Manigat constató que: “Haití no se ha convertido y no fue pobre hasta el siglo 19”, citando dos razones: “por un lado, que ha fallado el tren de las revoluciones técnicas e industriales con sus ´consecuencias modernizadoras´ (…) y por otro lado, fue elegido así para entrar en el esquema de rivalidades de las grandes potencias imperialistas en busca de ´colonias sin bandera´ y zonas de influencias.” LA VERDADERA MALDICIÓN DE HAITÍ

Un hecho singular es que la retirada de la Minustah ha sido uno de los factores que, indirectamente, ha desencadenado la crisis. La precaria situación de la clase trabajadora haitiana, producto de la muy débil implantación del capitalismo, sumada a la destrucción del campesinado tradicional, lleva a una franja extensa de economía de subsistencia. La Minustah implicaba también un colchón, una área de contrabando, prostitución, y economía informal que era como la mitad del PIB de Haití. Su retirada de trajo una retracción del mercado interno, y terminó siendo un agravante.

Todo tiene su límite, y ese límite lo quebró el FMI al querer aplicar rutinariamente su receta de austeridad, presionando para la eliminación del subsidio a los combustibles, lo que significaba un aumento que se trasladaría a los productos básicos. Fue echar la chispa al combustible, se produjo un levantamiento que obligó a cancelar el aumento. Y pese a ello el FMI seguía insistiendo en el aumento sólo que "más gradualmente". El levantamiento de julio fue el antecedente del actual de noviembre. Pero no solamente son más frecuentes, también hay un vuelco en la correlación de fuerzas, como lo muestran estos casos en que la multitud desborda las fuerzas policiales.

Cuando la Minustah fue retirada la ONU puso en marcha una misión más liviana, no ocupación militar sino asesoramiento para conseguir de una vez en Haití una policía eficiente. Puede verse ahora que también eso fracasó.

De ninguna manera podemos aceptar las acciones salvajes cocó estas, multitud quema vivos a dos policías, por más que puedan explicarse por el contexto social y económico. Pero ese contexto existe, nos guste o no.

Trataremos de explicar la situación que se abre con el concepto de "crisis catastrófica" usado por Antonio Gramsci. Esa es una breve explicación de Álvaro García Linera:

"El empate catastrófico es una etapa de la crisis de Estado... que se caracteriza por [la] confrontación de dos proyectos políticos nacionales de país... de fuerzas sociales; confrontación en el ámbito institucional... -y también en el social– de dos bloques sociales ..., el bloque dominante y el social ascendente; y ... una parálisis del mando estatal y la irresolución de la parálisis. Este empate puede durar semanas, meses, años; pero llega un momento en que tiene que producirse un desempate, una salida"Empate catastrófico

Dos bloques sociales enfrentados, ninguno es suficientemente fuerte como para aplastar al otro, y tampoco hay posibilidad de acuerdo. Veamos como ocurre en este caso.

El bloque dominante, de una forma u otra, ha podido hasta ahora frenar, contener, o a veces aplastar la rebelión popular. Cuando no alcanzas las fuerzas locales se recurre a la intervención imperialista. Pero ese mecanismo se quemó, al menos por ahora. Y la situación económica y social se ha seguido deteriorando. El gobierno no tiene nada para ofrecer porque no gobierna nada. Lo único que se ha movido en Haití es el extractivismo.

Y así llegamos al "Estamos hartos". Nou bouke.

La rebelión popular estalla nuevamente al conocerse el robo de los fondos de Petrocaribe, pero es evidente que hay un enorme mar de fondo que va mucho más allá. 

Catastrófico, porque hay un proceso de destrucción mutua sin salida.

Seguramente intentarán sacar de la galera un nuevo recambio, la entrega del poder a otro señor de voz más meliflua, sacando provecho de la fragmentación de la oposición haitiana y del carácter conciliador y oportunista de muchos sectores de ella. Esto también es consecuencia de la pequeñez y precariedad de la clase trabajadora haitiana.

Pero ya no hay tiempo para una nueva versión de Aristide, al cual precisamente sacaron, ¡y ahora andan buscando una copia! Tal vez ya no haya tiempo para nada.

El gobierno no tiene ya la capacidad de aplastar un levantamiento popular ni tampoco de ofrecer un acuerdo que pueda cumplirse, y el movimiento popular no tiene todavía la capacidad de derrocar al gobierno. Desde el poder intentarán una salida cosmética de esas que hablaba el Che, y con mucha suerte duraría un tiempo. Hasta la próxima revuelta. La oportunidad del movimiento popular haitiano estaría en aprovechar ese tiempo para desarrollar su organización autónoma desde la base y sus mecanismos de autodefensa. Los puntos de comienzo ya están.

Uruguay tiene responsabilidad en esto. Durante 13 años fue parte de las fuerzas de ocupación. Los resultados están a la vista. Ni "estabilización" ni ayuda de ningún tipo al pueblo haitiano.

Las organizaciones sociales y todos los que durante todo ese tiempo nos opusimos a la intervención militar en Haití debemos hoy reclamar que el gobierno uruguayo reconozca abiertamente ante el mundo que la misma fue un hecho nefasto, y también que se abstenga de respaldar al gobierno de Moïse, como hace la "comunidad internacional". Y, para reparar en algo el daño hecho, que ayude a que los haitianos intenten una salida pacífica. 

Pero sin ponerse a dar "consejos de democracia" (una vez más la hipocresía histórica) a este pueblo el cual tal vez tenga todavía alguna lección que dar, como la dio en el pasado


Comunicate