04.DIC.18 | Posta Porteña 1975

Relatos de Amodio (Extraídos del Facebook de HAP- (70/71)

Por AMODIO

 

Relato 70/ 29  noviembre  2018


La estancia en la habitación de un oficial me permitió estar enterado del desarrollo de las caídas, que se sucedían por docenas, todos los días. Si bien era evidente que no todos los detenidos formaban parte del aparato del MLN –la mayoría eran simples colaboradores- la imagen de la derrota aumentaba a cada hora.

Entre la oficialidad era corriente que la mayoría pasara semanas enteras sin abandonar el cuartel. “Los galones se ganan en la calle”, era una frase que ejercía un efecto energizante, similar al que yo había sentido cuando formando parte de los grupos de pegatineros del Partido Socialista me ayudaba para mantener el ritmo con alguna pastilla de benzedrina que nos pasaba la compañera de Sila Contreras, que en aquellos años estaba a cargo de la farmacia en la esquina de Coquimbo y Boulevard Artigas.

El soldado Gómez, asistente de Calcagno, se encargaba de traerme los diarios. De su lectura pude comprobar que las noticias de la prensa no reflejaban la realidad, ya que se informaba como recientes de detenciones que se habían producido muchos días antes. Esa fue la única medida que los “servicios de inteligencia” tomaron para impedir que el MLN y las otras organizaciones pudieran tomar medidas de seguridad ante el efecto dominó que las detenciones provocaban. Por lo demás, el desorden era total y absoluto, desbordados los militares por la información que llegaba a través de la OCOA desde los 18 departamentos del interior.

Ese caos, creado por la dinámica impuesta por los acontecimientos, hizo que permanecieran como requeridos militantes que llevaban meses presos en alguna unidad, que se torturara a otros para conocer sus paraderos y que se allanaran locales que ya habían sido allanados por otras unidades, provocando enfrentamientos con resultados de muerte que luego se hacían aparecer como enfrentamientos entre las FF.CC. (Fuerzas Conjuntas) y algún grupo armado elegido al azar. De este modo cumplían un doble objetivo: ocultar su propia incapacidad y mantener ante la población la imagen de una guerra que ya a principios de junio estaba saldada. Así justificaban los excesos que se cometían en los interrogatorios al tiempo que se entendía razonable el mantenimiento de medidas como el estado de guerra interno.

Cada dos o tres días Méndez retomaba el tema de mi colaboración a cambio de un salvoconducto. Finalmente, ante mi negativa a aceptarlo, justificado ante el hecho que en su poder estaba la información proporcionada por Píriz Budes, Huidobro, Rosencof, Wassen, Wolff, a los que se sumará pronto Donato Marrero y que ponía al MLN al borde de su desaparición, me explicó con claridad lo que según él era de imperiosa necesidad: ordenar el fárrago de información que se acumulaba en varias carpetas en poder de la OCOA, con el fin de poner algo de orden en el accionar de las FF.CC.

Pasados ya unos días del mes de junio, me trasladaron al despacho del Tte. Cnel. Legnani. Este me manifestó que a iniciativa de Wassen, se estaba considerando la posibilidad de negociar una tregua entre los mandos militares y el MLN. Tregua que se negociaría en secreto y que tendría como fin poner fin a “a una guerra que puede durar años”. Ante mi sorpresa por la propuesta, me dijo que los mandos estaban dispuestos a considerarla, pero poniendo como condición la rendición incondicional y la entrega de las armas y los locales que no hubieran caído ya. Por supuesto, la rendición incluía la entrega de los dirigentes, a esas alturas Marenales, Sendic y Engler. Cuando me requirió mi opinión, le dije que estaba de acuerdo con la negociación, pero que estaba seguro no sería aceptada, y menos si la misma era propuesta por Wassen, que pensaban sería el intermediario entre los mandos y el MLN.

 

Relato 71/  30  noviembre 2018


El Tte. Cnel. Legnani padecía del mismo grado de desinformación que sus subalternos. Por lo tanto, era lógico que creyera que las acciones del 14 de abril respondían a una ofensiva contra las FF.CC. (Fuerzas Conjuntas) Mi opinión era que no constituían una ofensiva sino unas acciones de represalia contra determinados miembros de esas FF.CC. pero que la forma en que se habían planificado así las hacían aparecer. Y que la forma desaprensiva con que se encararon las repercusiones eran la causa del quiebre organizativo, consecuencia lógica de un proceso de desintegración iniciado tiempo antes.

Pero Ud. cree en la necesidad de la tregua?, fue su respuesta. Por supuesto, y más si es Wassen quien la plantea, pero es un error pensar en utilizarlo como portavoz. El único que puede convencerlos es Huidobro, respondí entonces. Finalmente, tras un silencio en el que pareció meditar sus palabras, me dijo: Mire, Amodio. Ud. está en una situación comprometida, porque sus compañeros lo han condenado a muerte por algo que Ud. y yo sabemos que no es verdad, pero basándome en eso es que me atrevo a hacerle este planteo: si Ud. acepta asesorarme durante las negociaciones le prometo interceder por Ud. ante el Gral. Cristi y conseguir alguna mejora en su situación. Tiene eso que ver con el planteo que me ha hecho el Tte. Méndez?, respondí sin pensarlo demasiado. La cara de asombro de Legnani me hizo sospechar que nada sabía de ese ofrecimiento y sus palabras me lo confirmaron. No, no tiene nada que ver, pero tener dos padrinos es mejor que uno, respondió. Acepto, pero por ahora el único padrino que tengo es Ud., fue mi respuesta.

Inicié así una relación que se prolongó hasta finales de setiembre de 1972, meses durante los cuales “Carloncho” Legnani se mostró dispuesto a considerar mis opiniones sobre varios aspectos, tanto en sus relaciones con mis ex compañeros como lo que tuvo que ver con el nacimiento de las comisiones para la lucha contra los ilícitos.

En setiembre de 1972, como consecuencia de la intervención de Fasano fue sancionado, aunque no tuviera intervención ninguna en el caso. Fue llamado a declarar en agosto de 2015, a instancias de la jueza Staricco, ya que su nombre aparecía en la información que el MLN elaboró en ese momento y entregó al fiscal Cancela para intentar procesarme por delitos de lesa humanidad y que está guardada en el Archivo Cámpora. Como consecuencia de su fallecimiento hace un par de meses, un allegado a ambos me manifestó que mis aportaciones en 1972 le evitaron “muchas metidas de pata”, por lo que en cada oportunidad que tuvo intercedió por mí ante Cristi.
Como era lógico, Legnani les pidió a Calcagno y Méndez explicaciones sobre el planteo que éstos me habían hecho sin su conocimiento, lo que motivó una corta explicación por mi parte y salvando así las diferencias planteadas.

El 15 de junio los mandos militares reunieron en el Florida a Wassen, Manera, Rosencof y Huidobro, para iniciar las tratativas por la rendición incondicional. Todos solicitaron la presencia de Alicia Rey, la que todavía estaba presa en Jefatura. El mismo 15 Wassen le pidió a Legnani entrevistarse nuevamente conmigo. Esa entrevista la mantuvimos en el mismo despacho de Legnani y ante su presencia. Las palabras de Wassen fueron: “Negro, yo ya asumí la mía, pero el cabeza de turco de sos vos”. Era obvio que se refería a la cárcel del pueblo y a mi condena. Junto con las gracias, le hice una pregunta: Y vos qué vas a hacer? Yo sigo, fue su respuesta. Nunca más nos vimos.


Comunicate