20.MAY.20 | PostaPorteña 2113

Uruguay: 20 de mayo 25a. Marcha del Silencio

Por varios

 

Este será un 20 de mayo excepcional, marcado por la pandemia y la necesidad de limitar la distancia física entre nosotros. Eso determinó nuestra decisión de no realizar la marcha como siempre, en la calle.

Esta situación especial de alguna manera potenció la cercanía emocional y redobló el compromiso de incontables compatriotas que con su sensibilidad han logrado hacer de Mayo un mes de la memoria.

La marcha ya comenzó a andar con esa participación y se multiplicó exponencialmente con cada margarita, cada balconera, cartel, pintada; cada aporte creativo de muchísima gente, hasta hacerla más visible y extendida que nunca.

Por lo tanto, lo primero que queremos hacer en esta conferencia es agradecer a todas las personas, familias, que, en cada casa, barrio, plaza, lugar de trabajo, individualmente o desde distintos agrupamientos, colectivos, sindicatos, cooperativas a lo largo y ancho del país desplegaron su creatividad y sensibilidad demostrando que esta causa es de todos.

Que no tiene color partidario, ni barrera generacional, que es real que Todos somos Familiares.

Agradecer la solidaridad inmensa de nuestro pueblo; la misma que vemos todos los días con las ollas populares que surgieron junto a la pandemia y la pérdida de trabajo.

Siempre hemos dicho que ésta es una lucha por la vida.

Nuestra búsqueda, plagada de obstáculos e impunidad, no se agota en la justicia concreta por la que seguiremos batallando en los juzgados, sino en la empecinada exigencia para generar garantías de no repetición; y necesita de la conciencia de un pueblo que la acompañe.

La responsabilidad del estado en esos hechos y las acciones que debe asumir para corregirlas, son la piedra angular para esas garantías.

Es el estado desde sus tres poderes que debe trabajar para ello.

Ese fue el motivo que nos decidió a solicitar la cadena. Esta cadena se negó y nos pareció una mala decisión. Pues era la oportunidad de dar una señal simbólica y política sobre la importancia permanente de afianzar el sistema democrático.

Más aún cuando en el parlamento, un senador que integra la coalición de gobierno, hace una reivindicación de los criminales de estado y se extiende en el menosprecio del poder Judicial. No es novedoso, pero sí una alarma que nadie debiera ignorar.

Reiteramos nuestra preocupación por la participación de ese partido militar en las decisiones gubernamentales.

El presidente dio su palabra de continuar la búsqueda de nuestros/as desaparecidos. La ley aprobada pone esta tarea en manos de la Institución Nacional de Derechos Humanos, y los trabajos de campo no han perdido continuidad hasta el día de hoy.

Pero encontrarlos/as, no es solamente mantener el presupuesto de las excavaciones, que obviamente es necesario.

Hemos dicho hasta el cansancio que quienes actuaron torturando, asesinando, desapareciendo personas no actuaban por su cuenta. Que fue la Institución misma, columna vertebral del golpe de estado, quien violó todos los derechos, y por tanto la información sobre los desaparecidos no es propiedad exclusiva de los perpetradores directos sino de esa Institución que los formó, los mandató, los cobijó y continúa haciéndolo.

De allí debe venir la información. Del Comandante en Jefe del ejército, el Subsecretario y el Ministro de Defensa. Así lo hemos exigido desde el 85, gobierno tras gobierno, y lo reiteramos hoy.

Somos conscientes que este será un durísimo año, para todos.  A la generalización de los seguros de paro, por el cese de actividades laborales, cierres de empresas y desocupación que todos conocemos, se suman los cambios regresivos que propone la Ley de Urgente Consideración, con muchísimos artículos que restringen derechos ganados, desarticulando años de avances y luchas.

Esta circunstancia, ha hecho que este 20 de mayo tenga una significación mucho más clara para el involucramiento de la gente.

Esa conciencia creció de a poco desde aquellos lejanos días, casi en soledad, cuando con un puñado de personas levantábamos las fotos cada viernes en la Plaza Libertad, hasta las gigantescas marchas de estos años.

Marchas que crecen también como un abrazo protector para nuestros jóvenes. Nos recuerdan que el crímen de la desaparición se sigue cometiendo hoy y representa una amenaza permanente para las nuevas generaciones.

Ellas deben vivir libres y luchar por sus sueños sin esa carga y tener las garantías para poder expresarse.

Todas estas demandas, confluyen en esta enorme movilización: la marcha del 20 de mayo que este año la transitaremos virtualmente, pero que su expresión ya está en la calle, los muros y balcones de todo el país.

Recordamos cada vez y muy especialmente hoy, aquella primera marcha, aquella primera idea que impulsó la familia Michelini a los 20 años de los asesinatos de Michelini, Gutiérrez Ruiz, Whitelow y Barredo y la desaparición de Manuel Liberoff.

Hoy extrañaremos la temprana ausencia de Felipe, hijo de Zelmar, comprometido trabajador por los Derechos Humanos. Nos faltará también nuestra compañera Mela Gadea integrante de nuestra Asociación.

Como tantas y tantos luchadores que estarán siempre presentes este día.

La Marcha del Silencio, se ha constituído en uno de los jalones de la expresión popular.  En la causa de nuestras hijas e hijos, los uruguayos desaparecidos, se conjugan todas las luchas por una sociedad más libre y justa.

La memoria de nuestrxs desaparecidxs, nos recuerda lo que nunca más debe suceder en nuestro país.

El 20 a las 19 hs., juntos por todo el país, que resuene el PRESENTE!!, por la memoria de ellas y ello, por las hijas e hijos de hoy, por las nietas y nietos del mañana.

Son Memoria. Son Presente

¿Dónde están?

Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos

 

197 uruguayos desaparecidos en la dictadura, recordados sin silencio esta vez

 

 La Prensa mayo 20, 2020 Piriápolis

La Marcha del Silencio que cada año realizan los familiares de los casi 200 detenidos desaparecidos por la dictadura uruguaya debió ser suspendida por primera vez debido a la pandemia. Sin embargo, la virtualidad y el cambio de Gobierno despertaron una participación histórica, comentó a Sputnik un integrante de Madres y Familiares de Desaparecidos.

Por primera vez en 25 años, los familiares de detenidos y desaparecidos durante la dictadura militar en Uruguay (1973-1985) no podrán marchar por la Avenida 18 de Julio —principal arteria de Montevideo— levantando los carteles de las personas cuyo paradero nunca fue dilucidado por las Fuerzas Armadas. Es que la pandemia de COVID-19 impidió la realización de la tradicional Marcha del Silencio, que todavía reclama información sobre el destino de cerca de los 195 uruguayos desaparecidos.

La primera Marcha del Silencio se realizó en 1995, diez años después del retorno a la democracia en el país sudamericano. La fecha elegida desde entonces fue el 20 de mayo, en conmemoración del asesinato de los dirigentes políticos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz en 1976, mientras se encontraban exiliados en Buenos Aires. La convocatoria ha crecido y en los últimos años logró consolidarse como una de las manifestaciones más multitudinarias en Uruguay.

Si bien en Uruguay nunca rigió una cuarentena obligatoria, la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos resolvieron no convocar a la marcha para cumplir con las recomendaciones sobre evitar la aglomeración de personas. La convocatoria presencial fue cambiada por una serie de actividades virtuales que desde semanas antes de la fecha buscaron poner el tema de los desaparecidos en una agenda pública concentrada por el coronavirus y la Ley de Urgente Consideración propuesta por el Gobierno de Luis Lacalle Pou.

Semanas antes de la marcha, la organización invitó a la población uruguaya a colocar en sus ventanas y balcones las fotografías de los desaparecidos y la consigna “Memoria, verdad y justicia”, así como imágenes de la margarita que identifica a la organización.

“Estamos viendo en los muros y por todos lados la respuesta de la gente, que lo ha tomado y hay una enorme participación pintando su margarita y sus carteles”, valoró el integrante de Familiares Ignacio Errandonea, al ser consultado por Sputnik.

Los familiares de desaparecidos también invitaron a la población a utilizar las redes sociales para compartir fotografías y vídeos de sus intervenciones, con los hashtag #MarchadelSilencio2020 y #MarchadelSilencioPresente.

A pesar de que no habrá marcha, la organización decidió gestionar los permisos para que la Avenida 18 de Julio esté igualmente vacía. La idea de los familiares es que, en lugar de los manifestantes, la avenida sea recorrida por un camión con las imágenes de todos los detenidos desaparecidos, cumpliendo el mismo recorrido de años anteriores. En forma simultánea, una transmisión de conjunta de varias radios y canales de televisión pública emitirá los nombres de cada desaparecido.

“La idea es que 18 de Julio esté vacía y todos podamos decir ‘presente’ desde nuestras casas”, explicó Errandonea. De hecho, los integrantes de Madres y Familiares por primera vez no se reunirán y, para cumplir con las recomendaciones sanitarias, recordarán a sus familiares cada uno en su hogar.

La pandemia de COVID-19 no es el único factor que hace especial a la Marcha del Silencio de 2020. A mitad de camino entre la edición 2019 de la marcha y la de 2020, fueron hallados en un predio militar los restos de Eduardo Bleier, un militante comunista que se encontraba desaparecido desde 1975.

La expectativa también está centrada en la predisposición para encontrar a los desaparecidos del Gobierno encabezado por Lacalle Pou, que asumió el 1 de marzo de 2020 a partir de una coalición de Gobierno que tiene entre sus miembros a Cabildo Abierto, formación política encabezada por el excomandante del Ejército Guido Manini Ríos. El exmilitar había sido destituido en su cargo de comandante por el expresidente Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) tras cuestionar el accionar de la Justicia en causas relativas a crímenes cometidos por militares durante la dictadura.

Errandonea consideró que todos estos factores “confluyen” en que la convocatoria haya tenido una participación numerosa en los días previos. El integrante de Familiares —que busca a su hermano Juan desde 1976— destacó la “creatividad” de ciudadanos y colectivos por los derechos humanos y confió en que la edición de 2020 “va a marcar un cambio muy importante”.

“Esta nueva forma de manifestarnos creo que ha sido entendida y la consigna de que ‘todos somos familiares’ está vigente y se ve en las calles y en las redes”, sintetizó.

Lacalle Pou y el “partido militar”, las nuevas interrogantes

A dos meses de la asunción de Lacalle Pou, Errandonea remarcó que “es deber del Gobierno hacer que las Fuerzas Armadas den la información” necesaria para dar con los restos de todos los desaparecidos. El integrante valoró que se continúen las excavaciones en predios militares, aunque lamentó que “hacerlo sin información es hallarlos de a poco, como ha pasado hasta ahora”.

En efecto, desde 2002 equipos de antropólogos han logrado encontrar restos de seis detenidos desaparecidos. Además de Bleier en 2019, fueron encontrados Roberto Gomensoro en 2002, Fernando Miranda y Ubagésner Cháves Sosa en 2006, Julio Castro en 2011 y Ricardo Blanco en 2012. Todos fueron encontrados en predios militares.

“Desde Madres y Familiares estamos convencidos de que los vamos a encontrar a todos. Tardaremos más o menos y tardaríamos mucho menos si las Fuerzas Armadas dejarán de ser cómplices de la desaparición forzada y dieran toda la información”, enfatizó.

Errandonea también sostuvo que el Parlamento uruguayo debería “poner coto” a expresiones como las del senador Manini Ríos, que durante una sesión parlamentaria en abril cuestionó que la Justicia haya enviado a prisión a un exmilitar por el asesinato del exmilitante anarquista Iván Morales Generalli en 1974.

“Sabemos que Manini es el representante del partido militar y sabemos que los militares siempre pensaron lo mismo, antes desde el Círculo Militar (asociación gremial de militares retirados) y ahora desde su partido político, pero se le debe poner un límite desde el Parlamento y el Gobierno porque son manifestaciones antidemocráticas y que cuestionan a la Justicia”, añadió

PEQUEÑA CONTRIBUCIÓN A LA MARCHA DEL  20 DE MAYO

 

Sirio López Velasco

 Este 20 de mayo se realizará en Uruguay  otra Marcha del Silencio en  homenaje a nuestr@s desaparecid@s. Esa gran manifestación silenciosa ocurre anualmente en esa misma fecha desde 1996, organizada por Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, una organización independiente, que nunca se sometió ni se someterá a ningún Gobierno. Exige que los asesinos y las autoridades revelen dónde están nuestr@s desaparecid@s, y demanda Verdad y Justicia.

Este año la Marcha se hará sobre todo de forma virtual,  a causa de la pandemia, y si en años anteriores su versión presencial reunía en la capital uruguaya  a varios miles de personas, no hay duda de que ahora concitará la participación de decenas de miles de jóvenes y menos jóvenes,  de todo el país. Será transmitida por la TV y la radio pública y por algunas plataformas de internet, y en el momento en el que se lea el nombre de cada un@ de nuestr@s desaparecid@s, la gente en su casa o donde quiera que esté, gritará fuerte: “¡Presente!”.

Entre esos nombres estarán los de compañer@s con quienes compartí y comparto luchas y sueños, como Norma Scópice e Ignacio Arocena.

En aquel 1969 los tres teníamos menos de 20 años y estudiábamos Medicina. Ignacio entró al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros un poco antes, y fue el responsable del Grupo en Formación  que integramos Norma y yo. Fue él quien apareció, para mi decepción, pues esperaba a alguien de más edad y cara desconocida, en el bar de la Asociación Cristiana de Jóvenes, para proponerme formalmente la integración al MLN. Dije que no era ningún valiente pero que aceptaba. Cuando salí me asombré de que los transeúntes, indiferentes, nada imaginasen del cambio trascendental que acababa de ocurrir en mi vida. 

La primera compañera que se nos sumó era también de Medicina, y ello me llevó a interrogarme si el MLN-T  no sería otro nombre para la Facultad. Pero poco después, para mi alivio, se nos agregaron dos compañeros que no estudiaban Medicina, aunque era evidente de que eran estudiantes como nosotros (y poco después una indiscreción  revelaría que también eran hermanos).  

Norma era rellenita y usaba dentro y fuera de Facultad unas minifaldas cuadriculadas y unas medias de un amarillo rabioso, que hacían perfecto juego con la eterna sonrisa que se le desbordaba por sus grandes ojos saltones.

Ignacio era rubio, delgado, de ojos claros y se mostraba muy serio detrás de su  bigote siempre incipiente. El acné lo castigaba y él se lo cubría con una bufanda escocesa que cumplía más esa misión que la de protección contra el frío. Pero eso no lo libraba de los accesos de rabia cuando en situaciones de tensión un insistente tartamudeo lo dominaba.

La seducción de la acción clandestina y del mando, derivado de  la flamante veteranía de  Ignacio, deben haber espoleado el corazón de Norma. Y formaron pareja.

Así lo constatamos cuando a manera de entrenamiento para lanzar cócteles molotov y quizá, en un indefinido futuro, alguna granada, fuimos a tirar botellas llenas de arena en un sector escondido de la playa del balneario donde los padres de Norma tenían una casa de veraneo.

Eso no impidió que, por obligación de la cobertura, nos abrazásemos muy estrechamente Norma y yo una noche en la que los focos de un inoportuno auto nos descubrieron pintando un muro con vivas al Movimiento.

Poco después Ignacio dio a Norma la orden de visitar a un compañero que estaba preso en el Penal de Punta Carretas. De esas visitas nació un inesperado amor que los unió cuando él salió en libertad, "con él había tenido una hija cuando pocos años después desapareció".

De Ignacio sólo fui a tener nuevas noticias cuando vi su nombre en la lista de los desaparecidos. 

Más de una vez he dicho que nuestr@s desaparecid@s y caíd@s viven en y con nosotros, mientras continuemos la lucha por los ideales por los cuales  dieron su vida. En concreto me refiero a la liberación nacional y al socialismo (que hoy quiero con orientación ecomunitarista)

Ahora bien, junto a esa cercanía política, hay otro factor muy poderoso, a la vez personal y filosófico, en parte quizá egoísta, que me (y “nos”, para much@s) inclina a mantener viva la memoria de nuestr@s desaparecid@s y caíd@s.  

Me refiero al hecho de que habríamos podido perfectamente haber ocupado el lugar de esa compañera o de ese compañero que fue desaparecido,  asesinado, cayó en combate,  o pereció en la prisión o después de dejarla, tras largos años de encarcelamiento y torturas. Sólo varias casualidades no nos reservaron ese destino. Mas si lo hubiéramos padecido, nos reconfortaría saber que l@s compañer@s  y por lo menos parte de l@s jóvenes, no se olvidaron de nosotr@s y de nuestra lucha y nuestros sueños.

También por eso, a la hora indicada y prendido a la internet, gritaré “¡presente!”, a la distancia, pero a la vez muy cerca de Norma, Ignacio, y de cada un@ de l@s compañer@s citad@s.


Comunicate