22.MAY.20 | PostaPorteña 2114

Primera Charla. Breve Historia de la Victoriosa Revolución Bolivariana

Por Aniceto Belmonte

 

por Aniceto Belmonte

Los hechos narrados aquí no son reales,

 aunque pudieron serlo,

como lo ha demostrado la realidad misma.

Cualquier semejanza con hechos

 y personas reales es, pues,

 pura semejanza y una obstinación de la realidad.

Nadie, por tanto, debe sentirse aludido.

 Nadie, tampoco, debe

sentirse excluido  si de alguna forma lo alude.

Mario Conde

 

Ya sabía por el anunciador que Bilboso irremediablemente estaba de vuelta. El beneficiario sintió la acidez estomacal que sentía siempre que le tocaba, por mandato del supremo, encarar estas tareas. Recibir un “asesor” en el aeropuerto para llevarlo a su hotel y a  almorzar.

Bilboso casi saliendo la última vez le hizo conocer a la Ministra del Despacho, Daisy, quien lo protegía, el esquema “discutido” con el beneficiario. Quiso asegurar esas conferencias que eran vitales para la construcción ideológica del proceso, para su cuenta corriente y para la salud financiera de su revista, que era en fin de cuentas el futuro de la Revolución Continental. Se apresuró a informarla por cuanto él sabía que el beneficiario y su equipo no estaban claros y requerían un rápido proceso de formación  y él necesitaba, como cualquier ser humano un dinerito extra. Además  sabía que el beneficiario no le tenía buena fe, su última conversación fue muy clara en este punto. Su esquema contemplaba los siguientes aspectos:

1.    Llegada al poder del supremo con sus antecedentes históricos

2.    Convocatoria Constituyente

3.    Revolución educativa y cultural

4.    Revolución productiva, el cambio de modelo económico

5.    Revolución Agrícola

6.    La empresa petrolera su intervención, renacionalización y su participación en la prosperidad nacional

7.    Pueblos originarios

8.    La unión cívico-militar

9.    Política exterior

Si el supremo los apoyaba, al menos podía contarse con 13.500 $ además de lo que pudieran ahorrar en viáticos y hoteles si lograban como muchas otras veces contar con la solidaridad revolucionaria de algún camarada dispuesto a alojarlo y alimentarlo durante el sacrificado proceso de transmisión de conocimientos.

Si esto no era posible, pues bueno, por amor a la lucha, estaba dispuesto a alojarse en el Hotel Milenium y comer en su restaurant dado que las charlas se darían en la Universidad Bolivariana de Venezuela en Bello Monte.

Se saludaron  como camaradas rigurosamente socialistas. – ¿Como fue el viaje?- Bien. Hubo problemas con la escala, pero nada grave. -¿Nos vamos de una vez o quieres comer algo?- Me gustaría comer  en Caracas. El Shorthorn Grill. Es el que sirve una carne al menos parecida a la argentina.

El viaje de veinte minutos entre el aeropuerto y Caracas es considerado corto para cualquiera, pero dadas las circunstancias al beneficiario le pareció una eternidad. Aún retumbaba en su cerebro el -“Tú conoces mi paquete”- de Bilboso la vez que tomaron el café en el Hotel Alba Caracas, refiriéndose al costo de una serie de conferencias magistrales inventadas en un tris por el asesor de marras.

Internamente su rechazo a Bilboso no dejaba de conducir sus emociones. No podía dejar de recordar  la creación del ALBA, la alianza de países bolivarianos, que el supremo  visualizó como la ruta anfictiónica militar y política para nuestros pueblos, y el viraje, que por recomendaciones de los hijos de Martí, la redefinió como una alianza  comercial para  aprovechar la enorme  variedad de bienes y servicios que disponía la experticia isleña tras 50 años de revolución. De ese modo, surgió la idea de crear las Casas del Alba. Solo la astucia Cubana podía procrear un proyecto tan complejo. Se necesitó mucha materia gris, y mucho dinero bolivariano, para acometer la tarea que consistía en alquilar viviendas bien ubicadas en las capitales de todos los países del ALBA, pintarlas y equiparlas con escritorios, estantes, vitrinas, equipos de audio videos y de sonido, para llenarlas de libros cubanos, artesanías de madera pulida, tabacos, Ron Havana Club, discos de Silvio Rodríguez y Carlos Puebla.  Franelas, llaveros, posavasos y tasas estampadas con la famosa cara del Che y de Fidel. Libros, revistas, videos en VHS y DVDs,, folletos y panfletos con  la historia del Moncada, La Historia me absolverá, el exilio en México, el desembarco del Granma, la lucha en la Sierra Maestra, la entrada a La Habana y los años de resistencia al bloqueo. Todo a la venta a precios solidarios.

Y le irritaba mucho más,  haber desembolsado a Bilboso varios millones de dólares para crearlas en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay con su grupo de camaradas y además permitirle, como único producto no cubano, colocar sus revistas con sus orientaciones esclarecedoras para la revolución continental. El saldo de esas “Casas del Alba”, ahora en tiempos de pandemia, solo pudo descifrarlo un auditor experto que resumió su informe en un refrán: “la oportunidad la pintan calva” 

Corría un grave riesgo, con ese silencio fúnebre mientras conducía hacia la avenida Libertador en busca de uno de los restaurantes más caros de Caracas, el afamado “Shorthorn”. Bilboso era un águila cejuda, estaba muy bien conectado con los hermanos George y  Daisy que a su vez tenían línea directa con el supremo y él había cometido la imprudencia de hacerle saber que no era motivo de su total admiración. Ese pecado originario podía ser comunicado al supremo con el agregado infalible de acotar las veleidades anarquistas del beneficiario. Lew no tenía escrúpulos para denunciar las “desviaciones”. Comprendía el origen de esas desviaciones pero no las perdonaba. Era su deber. Más de un funcionario había caído en desgracia por el infortunio de despertar la aspereza del sureño.   

A pesar de que le revolvió las entrañas el haberse enterado, por boca de Bilboso en ese corto viaje, que las conferencias y el lugar donde se dictarían -“ya fueron aprobadas por el supremo”- decidió un cambio de estrategia: la amabilidad y el ·”te espero en la bajadita” tan venezolanos.

-Lew, el Hato Grill queda por aquí cerca también. Su carne es igual de buena, pero tienen mejores vinos tintos que el Shorthorn.

- ¿Si como cuales?

- Chilenos, mendocinos, franceses, españoles.

-¿Tendrán La Huerta reserva?

-Seguramente.

-Bueno dale para allá mi querido amigo y así revisamos el esquema de trabajo para empezar a poner fechas. Y prepárate. Recibirán un intensivo de doctrina revolucionaria, un brillante recuento histórico del proceso venezolano y un resumen de los logros político-económicos de la Revolución Bolivariana. Es más lograrán comprender su historia, su política, su cultura y su propia idiosincrasia.

Estas últimas frases casi desquician al beneficiario. Pero se tranquilizó, al recordar que el embajador en Argentina, el General Charles Martínez Ventosa, el negro Martínez Ventosa, como se le conocía, se había cobrado un pequeña venganza en nombre de los venezolanos que detestaban a Bilboso, que eran todos.

Bilboso tuvo el desliz de criticar en su revista al flamante presidente argentino El tuerto Skinner y a su flamante esposa Prístina Flotantes de Skinner, amigos personales del supremo, y el negro Martínez Ventosa emitió un comunicado de prensa muy duro, arremetió contra Bilboso y lo amenazó con viajar a Venezuela con el único objetivo de echarle paja y destruir sus fuentes de financiamiento. Si no fuera porque en la vertiginosidad revolucionaria cada evento era noticia nueva y la anterior se borraba ipsofacto, Bilboso no seguiría disfrutando, hasta hoy, de su estatus de asesor, ofreciendo sus conferencias como las hamburguesas de McDonald: solas o con fresco, dobles, con o sin queso, en combo con papitas, dos por una y con revista incluida.

El grupo era compacto. Sin fisura alguna, todos los oyentes en el salón “C” del cuarto piso de la UBV detestaban a Bilboso.  Varios eran víctimas directas de él porque trabajaban en la imprenta donde se producía el bodrio en papel glasé y sabían que era gratis. O en la cadena de empaquetamiento, traslado y distribución para toda Latinoamérica, actividades también gratuitas subsidiadas con dinero venezolano, en afrenta al cúmulo de cientos de buenos autores venezolanos que eran olvidados en los burós de la burocracia “internacionalista”. La lista de chulos que tenían que atender los viejos linotipos, las recién adquiridas y modernas imprentas inteligentes y las encuadernadoras de libros a full color era infinita.

Estaban siempre abarrotadas por las producciones de Nacho Ramoneé,  Kétchup Heinz Dieterich, Atilio Mamón, Mermando Malabad, Alpram Anachorian, Mirtha Heineken, Nomás Pinky, Alfonso Desastre, Darcio Rivera y muchos otros.

De peor humor estaban aquellos a los cuales el beneficiario conminó a leer y resumir los tres últimos números de la revista. El que casi desenfunda un arma fue el profesor Urguelles, extranjero radicado en Venezuela hacía casi sesenta años, que se la jugó siendo casi un niño con Gabaldón en el frente guerrillero de Humocaro y a quien el beneficiario designó para hacer el resumen curricular de Bilboso y presentarlo al inicio del evento formativo. Urguelles detestaba con toda su alma todo tipo de asesores teóricos y dogmáticos, charlatanes del marxismo y similares inoperancias.

Sin embargo la primera charla no fue mala. La vieja águila cejuda le entró al tema histórico. Poco le importaba si su auditórium lo quería o no y no le molestaba la densidad del desprecio  que flotaba en el ambiente y podía cortarse como una gelatina. El tenía un propósito y lo cumpliría a cabalidad.

Además, no hubo tensión porque al venezolano no le importa mucho cómo se cuente el pasado. Le interesa solamente el aquí y el ahora, sobre todo las transferencias y los depósitos,

De tanto haber oído asesores nacionales y extranjeros, poco le importaba si en la Batalla de Carabobo el Negro José Camejo “El Negro Primero” fue lanceado por José Antonio Páez por huir cobardemente cuando la batalla se puso dura, o si por el contrario fue ya herido a despedirse valientemente de su jefe y patrón. Por esa razón y no otra, Bilboso pudo hacer su esclarecida disertación histórica sin interrupciones y asegurar los primeros 1.500 machacantes.

Conferencia 1.

1.    Llegada al poder del supremo con sus antecedentes históricos

Las luchas de clase originarias.

- Hablar de las luchas del pueblo venezolano y conocer todo el proceso de acumulación de fuerzas tiene necesariamente  que partir de las luchas de clase de los pueblos originarios. Había muchas clases de pueblos originarios y todos lucharon. Los caribes, guaiqueríes, cuicas, pemones, yukpas, eran muy valientes. Algunos pescaban, otros recolectaban, y muchos pescaban, recolectaban y cazaban. Y entre ellos se erigían caciques que pretendían explotar a los más débiles y apropiarse de sus medios de producción: canastas, lanzas y arpones. Esas luchas entre tribus tenían sus orígenes en razones económicas. Como pueden ver el deseo de apropiarse de lo recolectado por otros o de los excedentes de lo que alguna familia lograba pescar generó enfrentamientos que validan con anterioridad histórica, el asunto del determinismo económico determinado por Marx en el siglo XIX más de trescientos años después.

La colonización y la colonia. La acumulación de fuerzas.

-Con la llegada de los españoles, nace en estas tierras la certeza de que “muchas manos en la sopa, ponen el caldo morado”. El despojo inconmensurable de la cultura, la espiritualidad, las mujeres, el oro y la plata, conformó un caldo de cultivo para que se siguiera acumulando tremenda arrechera de clase: de la clase que provoca querer matar a quien te quita lo que siempre fue tuyo. Este proceso se agudizó con la traída de los africanos para dedicarlos a las plantaciones y otras tareas que requerían fuerza física. Ahí si fue verdad que el odio acumulado por ese proceso de cientos de años se agudizó. Ahora los originarios odiaban a varios de sus colegas de otras tribus, a todos los españoles y a la mayoría de los africanos que vinieron a echarle a perder sus rumbitas con chicha de yuca, pescado y frutas a la orilla de cualquier río todo el año, relajados con sus mamitas que podían ser varias de acuerdo al escalafón. Prosiguió la acumulación de odio,  libre competencia y se acumularon fuerzas que serían liberadas en el proceso de independencia.

 La independencia.

-Con el tiempo, y dada la propensión a la rochela y el desorden de los originarios y los africanos, los españoles blancos mejor armados y con formación eclesiástica dominaron la situación. Se establecieron bien. Fundaron pueblos, con plazas centrales, iglesias, cabildos y autoridades legítimas nombradas por el rey. No había ese desorden de andar autoproclamándose. Los indios y los negros trabajaban y se emborrachaban. Eran productivos, pero esos productos en su mayoría solo servían para el enriquecimiento de unas élites y para enviar a los reyes de España (papelón, cacao, café, plumas de garzas, cuero de reses y frutas tropicales).

-Pero como en todas partes, la riqueza no era suficiente para todos y la población crecía. Los descendentes de los europeos fundadores, que eran blancos también pero nacidos aquí, comenzaron a querer ser más que meros administradores de la corona. Querían su “papelón quebrao” y comenzaron a organizarse. Aquí surge un sentimiento que Marx no pudo prever, porque claro, esto sucedía como cien años antes, pero que ha dado pié para que yo en mi revista 104, que tienen ustedes en sus carpetas, explorara como una categoría de análisis  descubierta por mí: “la envidia de clases”. De este modo surgen las luchas de independencia. Las figuras de  Miranda, Bolívar, Sucre, Mariño, Bermúdez, Ribas, Piar y todos los demás refulgen en el firmamento venezolano. Esa guerra de independencia mostró al mundo el ejemplo único de un ejército que salió de sus fronteras a liberar y crear otras cuatro naciones (Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia)  Hoy el glorioso ejército venezolano todos los días entra y sale de  Colombia a vender gasolina y a participar en el tráfico de muchas cosas incluyendo sustancias ilícitas, que son usadas inteligentemente, para debilitar la sociedad en la que se asienta el imperio más cruel y poderoso de la historia: la sociedad de los Estados Unidos.

-Ha habido mucha confusión acerca de las circunstancias que llevaron a Bolívar a entregar a los españoles a Miranda que murió preso en Cádiz y a echarse al pico a un soldado tan formidable como Manuel Piar en Angostura. En cambio Páez, que fue tremendo coño de madre, que acabó con La Gran Colombia y se quedó de Presidente no le hizo nada. ¿Por qué?  Porque Páez era llanero, campesino y Bolívar no vio en él un enemigo de clase. La confusión mencionada es producto de la falta de agudeza intelectual para crear los constructos explicativos de las decisiones históricas de los grandes líderes. Para mí simplemente se trató de lo ya dicho en la 104 y la categoría de análisis por mi propuesta: “la envidia de clase”. Esa envidia, es el hilo conductor histórico que nos conecta al presente y que explica lo que hoy vemos padecer al legado del  supremo. Son las traiciones de Rafucho Ramales el liquidador de Pdvsa. El Tuerto Andrade nefasto tesorero que solo atesoró para sí. El Chicken Carvajalino que no se sabe si es tío del muchacho que hace la Mala Curda  Conducta a todo trapo por el canal del estado.  Glover Alcaraván  Cojones que mandó a invadir con peñeros recientemente. ¡Hay que tener cojones! Y tantos otros que se han ido, menos mal.

Las guerras caudillistas.

-Desaparecido Bolívar y consumada la traición, el país fue rehén por casi 70 años de guerras civiles propiciadas por caudillos energúmenos, destacándose entre ellos Zamora, un campesino pretencioso que tuvo la mala idea de proclamar “tierra y hombres libres”. Ese caudillo en particular, que sembró de caos la nación entre 1850 y 1860 no tuvo la perspicacia de buscar las obras de Marx. Que estaban recién salidas. Calienticas, y así tal vez el “héroe de Santa Inés” no hubiese terminado tan tristemente: con un balazo en la cabeza en las calientes tierras de San Carlos. El resto de los caudillos no vale la pena ni mencionarlos. Por la gracia de dios, es un decir, ustedes saben que yo soy ateo, llegó Juan Vicente Gómez en 1900 y le recomendó a su compadre, el singón Cipriano Castro, a la sazón Presidente antiimperialista, que se fuera a Nueva York a tratarse esa sífilis que apestaba y estaba pegándosela a todas las niñas caraqueñas que el muy sádico arrancaba a las familias por la fuerza para saciar sus bajos instintos  en un clásico y despreciable uso y abuso de poder. Castro le hizo caso y “el que va de villa pierde su silla”. Gómez gobernó 35 años con mano dura, pero hizo el país. Construyó el ejército, hasta con aviación. Unificó el mando, institucionalizó la patada en el culo y el plomazo en la cabeza para controlar la disidencia y crió vacas en Maracay. Murió simplemente de ladilla. Viejo y aburrido ya no había a quien matar ni partidos a quien perseguir. Gómez fue el primer caso estudiado de acumulación de fuerzas por uno solo: él mismo. Ese tema lo describimos en la número 105, el profesor Urguelles les va a repartir la revista con su tema central: “la acumulación de fuerzas de uno solo”.

- Bueno. Nos falta un trecho de historia queridos amigos. Pero por hoy vamos a dejarlo hasta aquí. El período que comienza en 1935 y que corresponde al primer intento de transición a la democracia con Eleazar López Contreras, el Partido Democrático Nacional (PDN) Medina Angarita, la irrupción de los malvados adecos, la cuarta república y su largo período oprobioso, la gloriosa aparición del supremo con su movimiento del 92, su viraje estratégico y la victoria electoral del 98 lo tocaremos en nuestra segunda conferencia. Y ese mismo día, arrancamos con lo sustancioso, los logros, la contemporaneidad, el proceso constituyente y todas las conquistas vigentes. Ya son las 11.45 de la mañana y la paella del Milenium estará fresca, recién hecha.

-¿Y no habrá preguntas o intervenciones? Se atrevió Urguelles, con la clara intención de informarle que de esos temas ya habían escrito y conocíamos mucho los venezolanos. Luis Brito Figueroa, José León Tapia, Agustín Blanco Muñoz, Simón Sáez Mérida, Elías Pino Iturrieta, Augusto Mijares, Domingo Alberto Rangel y muchos otros. Pero el beneficiario, que conocía muy bien a Urguelles y por lo mismo lo quería tanto, sabía que el profesor diría eso y además remataría con zendo insulto, por lo cual lo cortó tajante:

-NO. Estas son clases magistrales. Nos vemos el próximo martes. No olviden leer bien la 104 y la 105

AB

Mayo 2020


Comunicate