13.OCT.20 | PostaPorteña 2154

Argentina: El PTS minimiza la represión de Maduro

Por ASTARITA

 

El PTS acaba de pronunciarse en contra del Informe Bachelet 2020 sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela. La posición, expresada por el dirigente Castillo,  puede leerse en “Votación contra Venezuela: ‘Es un escándalo, un alineamiento con la política de Trump’”, Christian Castillo, 7/10, Izquierda Diario, aquíEn continuidad con las notas que subí en estos últimos días, dedico esta entrada a esta postura del PTS. Empiezo resumiendo el contenido fundamental del Informe.

Rolando Astarita 8 oct. 2020

El Informe Bachelet, ampliación 2020

La situación de los DDHH sigue afectando a millones de personas en Venezuela.

La situación económica y social sigue deteriorándose rápidamente, restringiendo el ejercicio de derechos sociales y económicos a millones de personas.

Las sanciones impuestas por EEUU agravan la situación de los DDHH.

Se han documentado casos de posibles ejecuciones extrajudiciales por miembros de las Fuerzas de Acción Especiales de la Policía Nacional (FAES) en algunos barrios del país.

Solo en el pasado mes de julio la organización no-gubernamental Monitor de Víctimas identificó 57 nuevos casos de presuntas ejecuciones cometidas por miembros del FAES en Caracas. Los casos documentados revelan la ausencia de mecanismos eficaces para proteger a los testigos y familiares de las víctimas, quienes en su mayoría son mujeres.

Manifiesta preocupación por  la presencia de militares en el territorio del pueblo indígena Pemón, así como casos recientes recibidos de violencia en contra de personas indígenas, como las muertes de dos jóvenes Warao en julio presuntamente por elementos del FAES, las muertes de una mujer indígena Warao embarazada, y una niña de 6 años, así como la muerte de un líder indígena Curripaco en Amazonas, cometidos supuestamente por miembros de la Guardia Nacional Bolivariana.

Continúa el éxodo en virtud del cual unos 4,3 millones de venezolanos han salido del país, y muestra preocupación por la trata de personas y algunos indicios de xenofobia en países de acogida en medio de la crisis migratoria venezolana.

La Oficina sigue documentando casos de represión de protestas pacíficas en el contexto del estado de alarma vigente desde marzo, incluyendo las detenciones de manifestantes protestando por los bajos salarios y pensiones, las deficiencias de servicios públicos y la escasez de gasolina.

Observa restricciones a la libertad de expresión.  Esto incluye la aplicación de la legislación en contra del odio, ataques en contra de defensores de derechos humanos y agresiones y detenciones de periodistas.

Preocupan los altos números de muertes de jóvenes en barrios marginados como resultado de operativos de seguridad. En base a un análisis de fuentes abiertas, se registraron 711 muertes de junio a agosto, llegando a más de 2,000 muertes desde enero de 2020.

Preocupan las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia que obstruyen la libertad de selección de los representantes de siete partidos políticos y el nombramiento no consensuado de los miembros de Consejo Nacional Electoral (CNE), así como la modificación por parte de este  Consejo del mecanismo de selección de representantes indígenas para la Asamblea Nacional, de los cambios al sistema electoral y a la composición de la Asamblea Nacional sin un proceso inclusivo de consulta previa.

Castillo y el PTS minimizan la dictadura

Estas denuncias del Informe son reducidas por Castillo a “la persecución o cárcel que sufren dirigentes obreros”. Y de pasada, admite que el pueblo venezolano reclama por los derechos democráticos. Punto. Eso es todo. Ni palabra de por qué el pueblo venezolano reclama por los derechos democráticos; menos todavía acerca de las ejecuciones extrajudiciales, de la represión a estudiantes o poblaciones que piden por libertades o protestan por necesidades elementales.

Castillo y el PTS, de la misma manera que lo hacían en  2019, ocultan el contenido del Informe y minimizan lo que denuncia. La tapadera del PTS consiste entonces en acusar al Informe de ser funcional al imperialismo e ir contra el pueblo venezolano. Con lo cual le da una buena mano al régimen, ya que lo  que más interesa a Maduro hoy es desacreditar el Informe.

La realidad es que el régimen ha llevado a la descomposición social y la anulación política de la clase obrera. Millones mendigando, millones que emigraron, los trabajadores sin voz política propia, empujados a la desesperación, ejecuciones, escuadrones de la muerte… Pero para Castillo - PTS el problema se limita a la persecución de “dirigentes obreros”

¿Ni una palabra sobre las FAES y el rol de las Fuerzas Armadas en régimen? ¿Nada sobre la represión de estudiantes y jóvenes que piden libertades democráticas? ¿Cómo pasan por alto estos hechos?

Respuesta: Castillo y el PTS no pueden hablar de ellos sin admitir que lo que dice el Informe Bachelet es cierto. Por supuesto, en algún escrito dirán que también hay mucha represión en Venezuela. El oportunista siempre salva, a su manera, “los principios revolucionarios”. Pero no cuando las papas queman; no cuando el régimen es confrontado a un informe que recoge la voz en carne viva de víctimas y testigos. En esos casos, hay que minimizar la magnitud de la represión: hay persecución a dirigentes obreros; la gente reclama libertades. Es todo. Bien lavadito. Como le gustaría a cualquier amigo (crítico, cómo no) de los burócratas y milicos que están al frente del gobierno venezolano.

El argumento stalinista y negación de los hechos

Sin originalidad, Castillo y el PTS esgrimen el mismo argumento con que, durante décadas, se taparon, o minimizaron, los crímenes del stalinismo. Es que también los “amigos de la URSS” y los militantes del PC desestimaban las denuncias sobre los crímenes del régimen soviético diciendo que era propaganda imperialista. Por esta razón Trotsky y la Oposición de Izquierda eran acusados de agentes de las potencias capitalistas.

Un argumento que se ha mantenido hasta hoy: “si usted denuncia los crímenes del régimen venezolano, está a favor de la intervención militar de EEUU en Venezuela”. Naturalmente, en tiempos de Trotsky a ningún trotskista se le ocurría poner un signo igual entre “denuncia de los crímenes de Stalin” y “aliento de una intervención militar de las potencias capitalistas en territorio soviético”. Ese razonamiento estúpido y malintencionado era patrimonio exclusivo de stalinistas y “amigos de la URSS”; jamás de Trotsky. Pero hoy lo usan sus epígonos, y lo hacen pasar por “socialismo revolucionario”.

Destaco también que en los discursos que disimulan la represión burocrática, la evidencia empírica parece no tener la menor importancia. Un hecho existe, o no, según quien lo relata. Por eso, que haya personas que denuncien haber sido secuestradas y torturadas por los servicios de inteligencia venezolanos, para Castillo - PTS solo tiene relevancia en relación a quién recogió el testimonio, y a quién puede beneficiar o perjudicar. En una palabra, según favorezca la verdad de su partido ¿Qué tendrá que ver esto con la ciencia, con la concepción materialista?

Descrédito del programa socialista

Que el PTS se ponga del lado de Maduro frente a las denuncias de los crímenes del régimen, contribuye al descrédito en que el “socialismo del siglo XXI” ha sumido al programa y al proyecto socialista. Es que a los ojos de las masas venezolanas el socialismo está identificado con un régimen de burócratas, milicos, lúmpenes y arribistas.

En este respecto, siempre me gusta recordar la afirmación de Trotsky, de que el peor crimen del stalinismo fue el daño que hizo a la conciencia socialista de las masas trabajadoras. Este diagnóstico del viejo revolucionario ruso se ha confirmado. Hoy, no solo en Venezuela el socialismo está desacreditado. El daño es global; y con particular intensidad en muchos países del ex “socialismo real” (véase Polonia, Ucrania y Hungría, entre otros). Por eso, flaco favor le hacen al socialismo los discursos tapa-mierda-burocrática de los Castillo y Pistonesi.

Se ratifica lo que dije que dijo el PTS ante el informe Bachelet

En la nota crítica a la posición del PTS frente al Gobierno argentino (aquí) afirmé que el gobierno de Maduro es criticado por el capital, y no por ello tiene progresividad alguna.

En el mismo sentido, en una nota posterior (AQUÍ), cuestioné la descalificación, en julio de 2019, por parte del PTS del Informe Bachelet. Y señalé que el PTS ocultaba la grave situación de los DDHH en Venezuela, con el argumento “es un Informe contra el pueblo venezolano”. Pistonesi, dirigente del PTS, negó que su Partido hubiera planteado tal cosa. Demostré que sí lo dijo. El reciente discurso de Castillo – PTS ratifica que lo que dije era cierto.

Un sistema

 Por último, señalo que las posiciones del PTS se enlazan y refuerzan:

1) caracterización del Gobierno FyF como progresivo frente a la derecha; 2) programa nacionalista (liberación nacional, defensa de la patria, etcétera); 3) exaltación del estatismo burgués; 4) descalificación del Informe Bachelet, con argumentos nacionalistas; 5) empleo de métodos burocráticos para quebrar moralmente a los críticos.

Las conexiones son sencillas de establecer. Por ejemplo, si se minimiza la represión del régimen de Maduro, ¿qué impedimento hay para bajezas y miserias en un debate local? Si el estatismo del Gobierno FyF es progresivo frente a Cambiemos, ¿cómo no es progresivo el estatismo burgués burocrático venezolano, frente a cualquier otro país capitalista? Si se descalifica el Informe Bachelet por “favorable al imperialismo”, ¿qué problema hay para reventar moralmente a cualquier crítico de Izquierda Diario?

Todo cierra bastante bien. Y se potencia por el deseo de congraciarse con la izquierda nacional y popular. No hay sorpresas ni distracciones, son posiciones articuladas, y conforman un sistema.


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