15.MAY.21 | PostaPorteña 2204

PROTESTAS EN COLOMBIA

Por Communia

 

Después de 12 días y tras sufrir ya 47 muertos, 39 de los cuales a consecuencia de la represión, las protestas en Colombia entran en una nueva fase.

Communia 13 DE MAYO, 2021

 

Una reforma tributaria sobre los hombros de la pequeña burguesía

 

El pasado cinco de abril el ministro de Economía, Carrasquilla, presenta su proyecto de Ley de Solidaridad Sostenible,

La reforma fiscal que estaba en el centro de la Ley de Solidaridad Sostenible, incluía un impuesto para la renta para ingresos individuales superiores a los 667 dólares (2,85 veces el salario mínimo), un impuesto al patrimonio entre el 1 y el 4% para patrimonios superiores a 110.000 euros y una subida del IVA de productos básicos… que incluía también bienes de consumo duradero como los ordenadores y los teléfonos móviles, instaurando al mismo tiempo una ampliación de la renta mínima pensada para ese 17% de parados que la crisis ha producido ya.

Desde el primer momento, el balance de opinadores, analistas  y   universidades  coincidió en lo fundamental:     Si bien la reforma podría mejorar las condiciones de la población más pobre, generará impactos significativos en las capas medias de la sociedad.

Es decir, el saneamiento de las cuentas públicas recaía de lleno sobre la pequeña burguesía, una clase especialmente tocada tras un año de pandemia en el que habían quebrado medio millón de sus negocios.

Paro nacional y retirada del proyecto

 

“Las banderas nacionales se hicieron hegemónicas desde el primer día en las protestas en Colombia”

Antes de la llegada de la pandemia, en noviembre de 2019, los sindicatos colombianos convocaron un paro nacional con seguimiento masivo.

Aquellas movilizaciones respondían a un desarrollo general de la combatividad entre los trabajadores… pero también estaban diseñadas para que no pudieran ir más allá ni desarrollar un programa independiente de las agendas en conflicto de los distintos sectores de la clase dirigente colombiana.

Cuando se presenta el proyecto de Carrasquilla ven la oportunidad de retomar las movilizaciones. Ahora en una lógica aún más abiertamente nacional y popular, es decir, dándole protagonismo a las reivindicaciones de la pequeña burguesía.

Las manifestaciones lo reflejan inmediatamente en la profusión de banderas nacionales, los eslóganes patrióticos, las pancartas estudiantiles… La respuesta es tan masiva como lejana de cualquier reivindicación de clase. Es en realidad, una gran movilización ciudadana y ciudadanista.

A los tres días de movilizaciones Duque retira el proyecto y promete que solo llevará al Senado una propuesta consensuada. Al día siguiente dimite el ministro Carrasquilla. El triunfo sobre el ejecutivo es celebrado con una gran cacerolada en Bogotá y Cali, la forma favorita de expresión de la pequeña burguesía en los países de lengua española.

Protestas y represión

 

Pero las protestas siguieron. Llevamos ya 47 muertos. La movilización ha tenido momentos, como pasó en Chile, en los que las ansias y necesidades de los trabajadores parecían afirmarse. Y como en Chile, al no desarrollarse un mínimo de organización de clase -asambleas de centro de trabajo, barrio, etc.- el terreno no ha salido del marcado por la pequeña burguesía: transversalidadpatriotismo, es decir, el de la supeditación de las necesidades humanas más básicas a un sistema que no puede ya satisfacerlas.

Sobre ese terreno, la movilización por masiva que sea, por valiente y heroicamente que enfrente una represión asesina y clasista, no puede acabar sino en legitimación en las urnas de lo mismo de siempre con algunos añadidos discursivos y los mejores deseos de una economía más igualitaria o una policía no represora

Patrióticas contradicciones en los términos donde lo que queda es siempre lo sustantivo: la economía, es decir, la acumulación de capital… y la policía con balas desnudas.

Como sucede en Gaza, en cualquier lugar del mundo nación significa sometimiento a los intereses del capital nacional y pueblo supeditación a la dirección que la pequeña burguesía querría darle. Lo que el capital nacional necesita es lo mismo en todos lados: explotarnos más para reanimar unos dividendos que hacen aguas. Lo que la pequeña burguesía necesita es un pedazo mayor del resultado obtenido a nuestra costa. Para los trabajadores disolverse en la nación o en el pueblo es tomar, de una manera u otra, el camino del matadero.


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