28.MAY.21 | PostaPorteña 2207

HOENIR SARTHOU Y LOS MITOS DEL CORONAVIRUS 

Por RICARDO

 

Me alegró encontrar el artículo de H. Sarthou “Patas cortas”   (AQUÍ ) que trata de resumir algunos de los mitos, que se van derrumbando, sobre el coronavirus y la plandemia. 

Sin embargo, tengo algo que subrayar sobre cada uno de ellos, porque me parece incompleto lo que Sarthou dice y, porque además, me parece imprescindible hacer una crítica radical, del mito central que Sarthou no critica, la existencia de “la enfermedad” y “las muertes”, que me parece demasiado central para dejar en silencio. 

Por último, dejo claro que los grandes mitos históricos siguen vigentes, y que no tienen las patas tan cortas como cree Sarthou. 

A continuación, retomo la numeración de Sarthou:

MITO 1: MURCIÉLAGO

Evidentemente es falso lo del murciélago, como lo es todo el relato oficial. Claro que esa construcción ideológica propagandística, se construye en coherencia con el mito del calentamiento global, para responsabilizar la actividad humana y la producción de bienes y servicios, no solo para vender el capitalismo verde, sino para afirmar que el nuevo orden mundial, proyectado por la plutocracia, requiere menos gente, menos actividad productiva, menos consumo, menos vida humana. Es también simpático que, Sarthou sitúe dicho mito como la “génesis de la biblia pandémica”

Lo que es mucho menos acertado es sostener que, el virus estaba siendo producido por los laboratorios de China y USA, como arma biológica. No, por el hecho de que estos ejércitos, como los otros; que encuadran la plandemia en beneficio de la élite genocidarias, no busquen armas biológicas capaces de destruir humanos.  Todos esos ejércitos (así como los de las otras potencias Rusia, Israel, Inglaterra, Francia, Alemania…), han tratado de construir ese tipo de armas genocidarias. Pero todo eso, no es más que una quimera de los asesinos. Un tal virus no existe, ni puede existir, se trata de una construcción del espíritu religioso.

Por eso, todos los ejércitos siguen matando a sus enemigos con bombas, misiles, balas…, y con productos químicos (gases, napalm, tóxicos, venenos…etc.).

Lo del virus asesino perfecto creado en laboratorio para uso militar, que es a la vez altamente contagioso y al mismo tiempo mortal NO existe, ni puede ser real: contradice todos los principios de la virología histórica. Nunca se ha probado que un virus pueda al mismo tiempo enfermar, ser contagioso y además matar; y todavía menos exterminar a una población. 

Denunciar el mito del murciélago y mantener el mito de un virus creado artificialmente, es no entender que el PLANDEMISMO, no necesitó ningún virus, ni ninguna enfermedad, ni ninguna pandemia real, para imponer la dictadura, porque la base real NO es sanitaria, SINO pura PROPAGANDA. Es solo ella, amplificada millones de veces en todo el mundo por los medios que creó la falsa pandemia. Es esa propaganda ansiológica la que se reproduce autoalimentando todos los prejuicios y dogmas religiosos dominantes.

Tampoco puede dejarse intacto el mito del “contagio”, que “religa” o mejor dicho “religiosea” todo el edificio publicitario de la DICTADURA con pretexto sanitario mundial: encubre la realidad del “crimen perfecto” [1]

Todas las clases dominantes de todas las épocas crearon ese tipo de construcciones del espíritu para encubrir sus propios crímenes. La aristocracia mundial gobierna de esa manera. Generar terror es parte de la ingeniería social de la dominación de clases, desde hace más de mil años.

El “contagio” es también un mito dogmático básico, de la religión dominante. El mismo nunca fue probado científicamente para ningún virus, y mucho menos para este “supuesto” coronavirus, que no cumple ninguno de los Postulados de Koch: ni siquiera fue aislado en laboratorio. Sería aceptar que las imágenes creadas en los   laboratorios (no químicos) sino de PROPAGANDA, que salen en la televisión son realmente las imágenes que ven los “científicos” en los microscópicos electrónicos[2]

MITO 2: EL PCR

Completamente de acuerdo que el PCR nunca sirvió para diagnosticar nada y que la utilización del mismo en todo el mundo, por la OMS y el SINAE es PURA PROPAGANDA, para hacer creer que eso indicaba enfermedad y hasta confirmaba que la gente moría por el coronavirus. Subrayemos que, toda la propaganda trucha sobre “casos”, enfermos, muertos, pandemia… se basó, en todas partes, en esa truchada del PCR. 

Sin embargo, no es correcta la afirmación de que el mito del PCR impuesto (parido) por la OMS fue muerto al nacer. 

Primero que nada, porque esa truchada del test PCR para diagnosticar, tiene muchos años de existencia y de mentira científica oficial que los que se dice en la nota de Sarthou. Segundo, porque desde su origen los científicos, no vendidos a la plutocracia (que evidentemente son una honrosa minoría), como el propio inventor del test, dijeron que dicho procedimiento no podía diagnosticar absolutamente nada y mucho menos la existencia de un virus que pudiese provocar una enfermedad (como el Sida). Tercero, porque para quienes denunciamos las construcciones ideológicas/supersticiosas de la medicina oficial (el carácter viral del Sida, para solo nombrar lo más grosero) y en particular la mentira del PCR para diagnosticar desde hace más de 25 años vemos que el MITO ESTÁ MÁS VIVO QUE NUNCA [3]

En realidad, no creo, que los genocidas del Estado Mundial, como Henry Kissinger (y otros genitores de los escuadrones de la muerte), cuando largaron sus primeras campañas de terror “contra los virus” (como parte de sus campañas de control de la población mundial), declarando la guerra al cáncer y (siguiendo la bolada) montando la truchada del VIH (para explicar/justificar los enfermos y muertos por tóxicos químicos), pudieran haber imaginado tener tanto éxito en montar una campaña de terror plandémico con el mito del PCR como la que lograron en el 2020/2021.

¡Miles de millones de aterrorizados, confinados, tapados de boca, distanciados, castrados, reprimidos, torturados y sometidos a la religión químico farmacéutica, cuya consigna es ahora “pare de sufrir y vacúnese”!

Por suerte Sarthou reconoce, al menos que, no está tan muerto y sigue siéndolo útil: Su utilidad fue, y en alguna medida sigue siendo, la de acrecentar el miedo, permitiendo considerar “positivos” a gente sana y, sobre todo, declarar “muertos por covid” a gente que murió por otras causas. Y afirma correctamente: sigue vivo en las estadísticas y en los informes del SINAE.

MITO 3: MEDIDAS PANDÉMICAS

Compartimos integralmente este punto: las medidas pandémicas no sólo no sirvieron para nada saludable, sino que absolutamente todas ellas, solo perjudican la salud humana, empezando por el encierro y el “quedate en casa”.  Lo que lograron fue como dice Sarthou: destruir la economía y la salud física y mental de la población.

También estoy de acuerdo con la posición de Sarthou cuando dice que los tapabocas, (son) un ritual absurdo, porque no evitan el contagio y nos ha privado de libertades.

Agregaría más bien, que dicho ritual que es totalmente absurdo desde el punto de vista del pretexto sanitario utilizado, no lo es en absoluto desde el punto de vista más global, del verdadero plan domesticador (y torturador) de la aristocracia mundial

A los esclavos, siempre se les tapó la boca, la nariz, la vista. Los cazadores de esclavos es lo primero que hacían, utilizando paños y máscaras en fierro (y/o alambres) que, paralizan tanto por el miedo como porque físicamente impiden gesticular, hablar, respirar bien, gritar

¡El tapaboca o máscara impide expresar, gritar! ¡Es el ABC de la sumisión, el primer acto de imposición de la obediencia!

No hay torturador y desaparecedor en la tierra, que no empiece por eso: por taparte, por someterte. Es lo primero que hacen los agentes de la CIA, el Mossad, los servicios chinos o rusos…en sus prisiones oficiales y secretas en diferentes partes del mundo. La capucha, la máscara, el tapaboca/nariz…, no solo te separa de los tuyos, de la vida, de la comunidad y te somete al despotismo y el terror, sino que te inicia en la tortura misma, sentís las primeras sensaciones de muerte eminente, del submarino seco, de tragarte tu aliento y tu vómito…

En nuestras tierras latinoamericanas la capucha y otras variantes (vendas, bufandas…) era y sigue siendo el tratamiento de base contra los “pichis” y “subversivos” utilizado por los milicos, fuerzas de choque y estructuras parapoliciales de todo tipo, incluso en plena democracia. 

A mí, la imposición de la máscara, que no te deja respirar, que te hace sentir mal, que te obliga a inspirar una concentración de tóxicos del ambiente, diluidos en tu propio excremento espiratorio, malsano… (¡contradiciendo nuestra propia naturaleza humana!), me hizo recordar cuando me llevaron a golpes al cuartel de tortura correspondiente. ¡Y en el camión me aplicaron la bufanda en ojos, nariz y boca,   apretada, contra mi nuca, con la potente delicadeza que caracteriza una bota milica!

Más que recordar, el terror del encierro en su propia espiración, el dolor de la irritación/infección (nasal y ocular), el ahogo de ese primer submarino seco …., lo que más me recuerda es como el tapabocas te oprime, te niega como humano, te inferioriza, te somete, te da pánico… 

Estoy convencido que lo peor no es lo físico sino lo social. A pesar de que puedan ser muy graves las consecuencias físicas del tapabocas, es todavía peor la individualización extrema y la destrucción de tu propia humanidad que el tapabocas infunde.

¡Quienes no sienten esa deshumanización, esa inferiorización, esa castración, es porque están totalmente arrodillados y sometidos al DOGMA RELIGIOSO IMPERANTE!

¡Algo así como los judas que se dan la cabeza contra la pared y/o los islamistas y/o cristianos (evangelistas o del Opus Dei) que castigan su propio cuerpo con látigos! 

Mal o bien, quienes hemos resistido con todas nuestras fuerzas al tapado de bocas generalizado, en todas partes del mundo, sufrimos conscientemente ese ataque, ese sometimiento y ese pánico inferiorizante, en cada acto, en cada comercio que te “piden amablemente” que te sometas, que te pongas el tapabocas.

¡Sufrimos todavía más por encontrarnos otra vez solos y tratados como locos por querer resistir y actuar como humanos…, en un mundo en que todos se siguen pegando con látigos y sometiéndose a la tortura del tapabocas!

¡Y por supuesto que tenemos lío, todos los días, que a muchos de nosotros nos han multado, arrestado, apaleado, calaboceado durante este siniestro período de terrorismo confinante…, no una, sino decenas de veces por no aceptar… el tapado de bocas y/o el distanciamiento! 

¡O por haber organizado y llevado adelante manifestaciones de protesta y lucha contra el confinamiento y el plandemismo en general!

MITO 4: LAS MEDICINAS NO OFICIALES

Si, me pareció bien, que Sarthou señala que: En suma, los miles de testimonios que afirman que medicamentos como el dióxido de cloro, la Ivermectina y la Hidroxicloroquina son eficaces parecen estar en lo cierto. La que ha fallado feo es la “ciencia” oficial, que condenó y proscribió medicamentos sin ninguna base científica, sólo en base a la publicidad política dirigida a impedir su uso.

Sin embargo, es insuficiente, porque seguimos haciendo referencia exclusiva a lo medicamentoso. Es verdad que se prohibieron esos y otros medicamentos para desarmar el sistema de salud medicamentoso preexistente y desarrollar el número de “enfermos” que necesitaba el Plan pandémico. Como declaró un médico hospitalario clásico: “todo lo que servía para curar fue diabolizado” porque la tiranía mundial busca imponer su monopólica solución criminal: la vacuna.

Pero más allá de la cuestión medicamentosa, se prohibió la vida saludable, se prohibió el principio mismo de “las medicinas no oficiales”: se debe hacer todo para mantener la salud, todo lo que se respira, bebe, come…debe ser sano. Se prohibió respirar sano, se prohibió moverse sanamente, correr y tirarse en un parque, se prohibió tocarse, se prohibió acariciarse y besarse…, se prohibió compartir, se prohibió salir, se prohibió amarse, se prohibió comer juntos, beber juntos… 

Se aisló, se segregó, se mutiló la verdadera humanidad. ¡Y no solo a los ancianos que se los encerró para que revienten!

¡SE PROHIBIÓ LA VIDA SANA! 

¡SE PROHIBIÓ LA VERDADERA HUMANIDAD DEL SER HUMANO!: ¡SU COMUNIDAD!

 

MITO 5: LAS VACUNAS

Sí, es verdad que, como dice Sarthou, las vacunas son “el otro mito pandémico estelar”…, “porque aporta la esperanza de salvación que toda religión debe prometer a sus fieles”.

Sin embargo, lo que llaman “vacunas” no solo no inmunizan, no solo no te libran de la enfermedad (como el reino de los cielos no te libra de la opresión y explotación en la tierra), sino que a todas vista, la vacunación aumenta el número de casos, desarrolla “nuevas variantes”, provocando cada vez más efectos secundarios, atrofiados y muertos luego de vacunados. Como era de esperar, cuando escribo esta nota, se sigue constatando, en todo el mundo, que se incrementan las muertes causadas por las vacunas del Covid [4], aunque dicha realidad sigue siendo ocultada por los medios oficiales y porque se siguen prohibiendo las autopsias para esconder las causas de la muerte de las personas.

Como dice Sarthou, el porcentaje de gente que no acepta la vacuna sigue creciendo. También ha habido luchas e incluso sabotajes de centros de vacunación, como vacunas arruinadas por ruptura de la cadena de frío, en todo el mundo. La televisión se muestra en Uruguay, en Argentina… gente haciendo cola para cualquier otra cosa, (como hicieron al principio en Europa)…, y dice (miente) que esperan ser vacunados, También han creado el mito de que las vacunas escasean, cuando han tenido que cerrar centros de vacuna porque la gente no respondía favorablemente a las convocaciones. 

Estas construcciones  propagandistas, denunciadas por doquier,  no implica que, simultáneamente, en muchas partes, los plandemistas hayan logrado sus deseos supremos y que, millones de seres sometidos a la religión “científica” se peleen por denunciar al vecino, taparse la boca, hisoparse, distanciarse y hasta vacunarse. Por más asco que podamos sentir, debemos asumir la verdad: la sumisión al poder llega a niveles supremos, la botoneada es generalizada. 

Por lo tanto, si bien coincidimos en afirmar que mucha gente le está sacando el culo a la jeringa, NO podemos afirmar que “el mito de la vacuna tenga patas cortas”, como concluye Sarthou. 

Ni ese, ni los otros mitos construidos por el plandemismo se derrumban por sí solos.

 

LAS PATAS DE LOS MITOS

Sarthou concluye: “Los abanderados de la pandemia han mentido mucho. En el mundo y en Uruguay. Algunos ya deberían estar preocupados. Porque es cuestión de tiempo”.

Puede resultar simpático lo de las patas de los mitos y la afirmación de que como los plandemistas, han mentido mucho todo se derrumba y que sus responsables serán juzgados, como merecen los tiranos, los dictadores, los opresores. Pero en realidad ese es otro gran mito.

Los grandes mitos históricos, no se derrumban por sí solos, sino por la lucha [5], por la resistencia, por la rebelión popular que arrasa con los tiranos. Sin ello no hay derrumbe del mito que valga. El diablo sigue siendo responsable de todo lo malo como dice el príncipe, desde que la opresión existe: el virus sigue siendo el gran culpable de la opresión y explotación PLANDÉMICA y los esclavos mismos, reprimen a quienes no aceptan el tapabocas, tanto en Uruguay como en todo el mundo. El príncipe, no es ni siguiera acusado de crimen, su poder sigue intacto, aunque imponga cada vez más tiranía y despotismo.

El encierro se sigue imponiendo, la tapada de bocas también, la separación humana llega a los niveles más delirantes de toda la existencia de la especie humana: los seres ya ni se tocan y las relaciones “humanas” son entre “distanciados”.

Aunque la vacuna no inmuniza, sino que enferma y mata, hay millones que siguen aceptando la inyección del veneno opresivo y destructor de vida. Los plandémicos siguen ganando a pesar de que Sarthou vislumbre que la “sabiduría popular” comience a cuestionar. 

Algunos ya deberían estar preocupados, pero, como cuerpo opresivo, los abanderados de la pandemia siguen domesticando, oprimiendo, tapando la boca, censurando, castrando, reventando las relaciones humanas…

Si, es verdad que las manifestaciones sociales contra los tapados de boca y el encierro, han sido cada vez más importantes, pero (lamentablemente) no han logrado imponer una relación de fuerzas que pare el ataque de la aristocracia financiera mundial. 

Los dictadores pueden estar preocupados, pero el escrache social y efectivo de los mismos sigue siendo bastante poco contundente para paralizarlos. A pesar de todos los esfuerzos de los “médicos por la verdad”, “trabajadores por la verdad”, “juristas por la verdad” para hacer condenar a los responsables de las medidas pandémicas de crímenes contra la humanidad, genocidio, destrucción de la economía…, los   tiranos, tiemblan poco y siguen avanzando en su “nuevo orden mundial”.

Estamos como frente a las guerras mundiales, la guerra seguía, millones eran enviados al frente a matar y a morir sin chistar, funcionaban como carne de cañón de los intereses de la aristocracia financiera.

En esta guerra contra la humanidad que llaman “pandemia”, como todas las otras, el gran mito es que el culpable es el “otro”: el otro campo imperial, el representante del diablo, el virus, el contagio… Como en toda otra guerra contra la humanidad, el gran mito es siempre que hay un lado (o bando) bueno (el antifascismo, por ejemplo) y un lado malo, solo así se puede utilizar a la masa como carne de cañón y seguir afirmando al capital dinero enriqueciéndose con la masacre. Ese mito sigue siendo la base de todo el poder mundial hoy y no solo no ha perdido fuerza, sino que se sigue potenciando con el encierro, el tapado de bocas, la militarización, la destrucción de la actividad económica y social de los seres humanos. El “príncipe” (“dios”, el dinero, la aristocracia, el poder militar) conserva y afirma su despotismo con dicho fundamento. Todos los mitos plandémicos, construidos por la propaganda, diseñados por los laboratorios de ingeniería social y organizados por los servicios secretos y ejércitos de todo el mundo, reproducen este mito FUNDAMENTO, cuyas patas no son nada cortas.

Ricardo

 


[1] Ver una explicación más global de la plandemia como CRIMEN PERFECTO en: https://rumble.com/vd782h-le-documentaire-qui-va-faire-du-bruit-le-crime-parfait.html

[2] No hay ninguna pandemia, sino pura propaganda como lo resume, José Antonio Campoy Director de la revista Discovery Salud, en todas sus publicaciones y en particular en esta conferencia dada en Paraguay: 

https://rumble.com/vdhqe7-jos-antonio-campoy-covid-sars-cov-2-mascarillas-pcr-vacunas.html

[3] La denuncia del PCR como test TRUCHO para establecer la FALSA relación HIV/SIDA y aterrorizar a la población sobre el supuesto contagio sexual por el que se anunciaba que morirían cientos de millones de personas…, resultó, como todas las “pandemias” montadas, un fiasco total. A pesar de la mentira descarada, y de la evidencia de que no había ninguna pandemia de SIDA (más que la que provocaba la industria farmacéutica administrando AZT). Pero ni siquiera, con esa brutal evidencia de que el test PCR no podía diagnosticar ninguna enfermedad, el mito dejó de existir: toda la ciencia médica, de cabo a rabo, está fundamentada en ese tipo de mitos. Por eso podemos afirmar sin temor a equivocarnos, la medicina oficial no guarda ni un átomo de ciencia experimental, es exclusivamente una religión dominante al servicio de la ganancia capitalista, la opresión y la explotación. 

[4] https://articulos.mercola.com/sitios/articulos/archivo/2021/05/22/fallecimientos-por-vacuna-contra-covid.aspx

[5] E incluso esto es relativo a nivel histórico: el miedo al infierno y al diablo sigue existiendo en la cabeza de las mayorías, los “malos” siguen siendo los que indican los “buenos” de la aristocracia. Los mitos centrales del Poder se han tambaleado, pero no han sido destruidos. Por ejemplo, durante la “primera” guerra mundial, la lucha humana contra la misma, llega a afirmarse como revolución social contra el capital y el Estado Mundiales, produciéndose el período de mayor temblequeo de todos los mitos históricos del poder y el capital. Entre 1917/21 el mismo poder mundial del dinero y sus guerras es cuestionado en todas partes. Pero la aristocracia financiera digitando a la socialdemocracia internacional y a los bolcheviques en particular, destruirá ese movimiento.  La mitología fundamental del poder mundial terminará resultando mucho más poderosa todavía, gracias a la pseudo polarización, creada por el mito del “socialismo” en Rusia (que no será más que capitalismo concentracionista y trabajo forzoso).

 

 


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